Desnudar a Tunick se ha convertido en una suerte de obsesión. En cada rueda de prensa se le pregunta cuándo se va a quitar la ropa. Explica que no lo hace porque está trabajando. Además, de hacerlo, siente que los ojos estarían puestos en él como individuo, cuando se trata de una obra colectiva.
Todavía el domingo pasado un par de mujeres le plantearon la pregunta, a la que contestó en tono de broma: »okey, vamos a la azotea». «¿Qué diría tu esposa?, protestó una tercera. Y él respondió: »Le preocuparía saber que no ando con desnudos. Ella fue una de mis primeros modelos».
Sendas carcajadas se oyeron al otro lado del auricular al plantear el supuesto desnudo al personal que trabaja con Mireya Escalante, coordinadora del proyecto en México. Escalante, a su vez, reconoció que a Tunick le han colgado una serie de milagros. También corrió la voz de que el artista hizo una visita a los integrantes del Movimiento de los 400 Pueblos para invitarlos a participar en su instalación.
Hace unas semanas también corrió el rumor de que Tunick ahora negociaba un permiso para hacer su instalación en las pirámides de Teotihuacán. A pregunta expresa de La Jornada, el artista dijo que nunca hizo nada al respecto, porque desde que vino a México por vez primera hace cuatro años y vio el Zócalo, supo que quería trabajar allí.
Reconoció, sin embargo, que de alguna manera él mismo había provocado el rumor, porque surgió a raíz de un comentario suyo. Contrario a hacerle daño al artista y su proyecto, circular rumores los mantiene presentes, porque el éxito de la instalación dependerá de la respuesta del público. Ahora, lo que se maneja es que su propuesta en México podría superar en cantidad a la de Barcelona, que reunió a 7 mil personas.
Si de rumores se trata, existe la posibilidad de que vengan cientos de estadunidenses desnudos a apoyar a su paisano. En la conferencia que dio Tunick el viernes pasado, recordó a los alumnos de la escuela de cine, televisión y moda, CENTRO, que se trata de una obra mexicana, porque se hará con mexicanos: »A nadie le iba a gustar tener a 4 mil estadunidenses desnudos, ¿verdad?»