Barbacoa en Berlín

El Puente de los Leones, por ejemplo, es famoso por su belleza y por los visitantes que lo frecuentan de día y de noche. En sus alrededores pululan pequeños traficantes de droga y el puente es lugar de encuentro para gays que andan en busca de pareja.

No lejos de allí funciona, cuando el sol brilla y calienta la ciudad, el jardín de cerveza más romántico de Berlín, el Café am Neuen See, construido a orillas de un pequeño lago y justo frente a la elegante y renovada Embajada de España. El lago se convierte en pista de patinaje sobre hielo en invierno y el café estuvo a punto de desaparecer por iniciativa de un ex embajador español, que intentó, sin éxito, cerrarlo para preservar la tranquilidad del lugar.

Como buen parque central, Tiergarten ofrece pistas para corredores y para ciclistas, rutas para los ancianos y zonas donde se puede jugar al fútbol y al volley. Y también sirve de hogar a tres parejas de ratoneros, varios halcones, zorros, conejos, comadrejas, ardillas, mapaches y ratas, muchas ratas.

Todo normal para un parque, pero el Tiergarten no es un parque normal, es un lugar de encuentro y desencuentro, y un espejo del horror que vivió la ciudad durante la guerra. Por ejemplo, el monumento ubicado en la Avenida 17 de Junio.

El monumento, inaugurado en noviembre de 1945 y que sigue siendo uno de los más importante que edificaron los soviéticos en la entonces ciudad devastada, muestra a un soldado rojo de ocho metros de altura, escoltado por dos tanques T-34 que participaron en la conquista de Berlín. Unos 20.000 soldados soviéticos murieron en el asalto a la capital del Tercer Reich; 2.500 de ellos están enterrados en el Tiergarten en la zona donde se levanta el monumento, que es una oda a los triunfadores y un altar profano consagrado a la victoria.

Deja una respuesta