Cerca de la cascada, una mujer descansa desnuda en una piedra. Un poco más lejos, un hombre sin ropa disfruta la sombra de un árbol. La imagen se parece bastante a eso que muchos describen como el Paraíso. Sin embargo, esta situación es bien terrenal y es una de las tantas que se viven en los sitios naturistas, donde se practica nudismo social y se destaca como principio el respeto a uno mismo, a los demás y al medioambiente. Pero a pesar de que su objetivo es acercarse a una vida más natural, otras personas lo confunden con orgías, voyeurismo o hasta con hábitos de alimentación. Por eso, cuando del 30 de noviembre al 2 de diciembre se lleve a cabo en Córdoba el Segundo Encuentro Latinoamericano de Naturismo (ELAN), uno de los objetivos principales será difundir el verdadero significado de esta práctica.
«En un encuentro naturista se hace lo mismo que se haría en un camping, pero nada más que aquí se hace desnudo. Además, en este caso en particular, se van a tratar distintas ponencias que van a traer los representantes de distintos países sobre cómo desarrollar la actividad en cada lugar. Lo que se está tratando de promover es que cada país tenga distintas asociaciones, que a su vez integren una federación y así formar parte de la Federación Internacional (INF)», explica Miguel Suárez, coordinador de Yatan Rumi, reserva naturista donde se llevará a cabo el evento. «En Latinoamérica la mayoría de la gente no tiene idea de qué es el nudismo. En Europa, en cambio, cualquiera lo sabe y lo toma como algo natural. Nuestra primera función es la difusión, para que no lo confundan con otras actividades, como el exhibicionismo. El naturismo no tiene nada que ver con eso», agrega Florencia Brenner, secretaria de la Asociación Para el Nudismo Naturista Argentino (APANNA).
Si bien la mayor confusión que se presenta está relacionada al sexo, otras personas creen que se trata de grupos de vegetarianos. Sin embargo, a pesar de que muchos naturistas no consumen carne, esto no es una obligación. «Lo que se busca es una vida sana, pero eso no quiere decir que no te puedas comer un asadito», comenta Brenner.
Por otra parte, algunas personas no se animan a iniciarse en esta actividad por complejos. «Algunos me dicen ‘mi cuerpo no es para eso, no me animo’, pero en el naturismo no hay cuerpos perfectos. Estamos en contra de todo lo artificial y a favor de elevar la autoestima. La tendencia es vivir lo más natural posible, alejarnos del consumismo», afirma Brenner. «Nuestra cultura y nuestra tradición judeocristiana nos enseña que el cuerpo desnudo es tabú y todo lo que se relaciona con él es pecado. Pero el naturismo es un modo de vida que te hace estar bien con vos mismo integralmente, cuerpo y alma, y el medioambiente», opina Alicia, quien también participará del ELAN en Córdoba.
En el país, la actividad tuvo su mayor difusión a partir del 2001, llegando hoy a tener varios lugares de encuentro, sobre todo en Buenos Aires y Córdoba, y una playa cerca de Chapadmalal. «Se empezó a desarrollar a partir de la salida de la convertibilidad, porque evidentemente mucha gente se iba a hacer nudismo al exterior. Entonces, por las dificultades económicas para salir del país, empezaron a buscar lugares para practicarlo», afirma Suárez.
Sin embargo, a pesar de que cada vez hay más naturistas, la Argentina todavía no alcanzó el nivel de otros países, donde incluso existen barrios cerrados, con casas y negocios, en los que se práctica el nudismo las 24 horas. Rodrigo Soracco Espinosa, un chileno que vive en Brasil en la Colina do Sol, cuenta que es «muy saludable» y asegura que es un buen lugar para familias con niños, ya que éstos crecen «sin vergüenza del propio cuerpo y adquieren mucha más confianza en sí mismos». Aquí, en cambio, la situación de los naturistas es diferente. «La mayoría del tiempo nosotros tenemos que conciliar con la sociedad que no es nudista. Lógicamente, tenemos que respetar a los otros, a los que no piensan de la misma manera. Lo que tratamos en los eventos es quitarnos ese disfraz que uno lleva encima», dice Brenner, una de las tantas que ya se animó a romper las barreras de la ropa.