A finales de los años 90, surgió en Nueva York el Midnigth Yoga For Men, un club privado sólo para hombres practicantes de yoga que fue muy imitado e incluso dio lugar al yoga fálico, con variaciones homófilas como los Gay Naturists y otros grupos que mezclan la relajación yogi con el morbo homosexual. En Los Angeles, por ejemplo, existe un centro para hombres llamado, precisamente, Naked Yoga, donde se pueden ver hombres practicando yoga con el pene erecto, a veces fundiendo sus cuerpos en extrañas posturas. Eso sí, se evita derramar semen para no perder energía.
Desde Tucson hasta Sydney, pasando por Londres o Barcelona (en el Centre Namastre, por ejemplo, se organizan pequeñas clases mixtas), en el siglo XXI han proliferado como setas los grupos de yoga nudista, muchos de los cuales se trasladan a campos o zonas marítimas para hacer de su experiencia algo aún más naturista, si cabe. Eso sí, siempre hay que mirar las leyes del estado donde se practique, no sea que te ocurra como al escritor y naturista libertario George Monty Davis («Naked Yoga Guy» para los amigos iniciados), que ya ha sido arrestado tres veces por practicar yoga nudista en zonas públicas de San Francisco.
Pero lo que es cierto es que el yoga nudista está de moda, y los que lo practican juran que, si lo pruebas una vez, luego te cuesta volver a ponerte la ropa. Así que, parafraseando a Funkadelic, libera tu culo y tu mente le seguirá. O viceversa.