En este lugar, la toalla es un elemento imprescindible. Mucho más que la ropa, de la que se despojan apenas pasan las puertas del cielo. Una especie de cielo al que se puede acceder aun estando vivos. Ricardo, Héctor, José y Hugo se suman a la bienvenida. Están igual de desnudos que Julio: llevan sólo ojotas, algún que otro gorro para protegerse del sol, la toalla colgando del hombro. Buscan el sitio apropiado para que cinco nudistas puedan conversar con tres visitantes textiles –porque para los nudistas el mundo no se divide en ying y yang ni en blanco o negro, sino en textiles y no textiles – sin perturbar al resto. Acá lo desubicado es estar vestido. Un claro en medio de los árboles deja espacio para ubicar ocho sillas blancas de plástico en ronda. Antes de acomodarse, Julio, Ricardo, Héctor, José y Hugo despliegan sus toallas coloridas en los asientos. He aquí la primera regla nudista: llevar siempre una toalla personal para sentarse. Cuestión de higiene. Suena lógico. «Es un placer estar desnudo. Es como volver a ser chiquito», dice José. «Además, los diálogos entre los nudistas son más auténticos. No hay hipocresía», dice Héctor. Nada de teorías extravagantes para fundamentar esta práctica: comodidad, broncearse sin la marca del traje de baño, sensación de libertad, respeto, autenticidad. Ahí termina el asunto. No hace falta escribir una tesis para explicar por qué estos cinco tipos de entre 50 y 60 años están aquí desnudos, desafiando a la «normalidad textil». Lo hacen. Les gusta. Y punto.
AL ESTE DEL PARAISO
Define edén la Real Academia Española: 1. Paraíso terrenal, morada del primer hombre antes de su desobediencia. 2. Lugar muy ameno y delicioso. Y se debe agregar una tercera acepción: 3. Por su sigla, Encuentro De Esparcimiento Nudista (EDEN). EDEN es una entidad nudista que se rige por una comisión directiva de la que Julio, Ricardo, Héctor, José y Hugo son miembros. Entre octubre y marzo, se encargan de mantener las instalaciones de la quinta nudista y durante los meses de invierno organizan eventos en piletas climatizadas. Este año, EDEN inició su décima temporada veraniega en la quinta. Se puede ir a pasar el día o dormir en el lugar. «Es un servicio destinado a las parejas estables», aclaran desde la comisión para evitar las connotaciones «de trampa» que ya están acostumbrados a oír. Hay pileta, cancha de vóley, ping pong y se arman campeonatos de truco y de cricket. Y, lo principal, se está entre amigos. Porque dicen los nudistas que sus lugares son inclusivos, que los nuevos no tienen que pagar derecho de piso como en los clubes textiles donde se sufren «meses de ostracismo». «Hay una diferencia muy grande con el resto de la sociedad», aseguran. A lo sumo, los novatos son sometidos a un mínimo cuestionario antes de ingresar para evitar que lleguen en busca de algo que allí no hay: sexo desenfrenado. Y aquí viene la segunda regla nudista. La actividad sexual se considera un acto privado. Se puede besar o abrazar a la pareja en señal de cariño. No más que eso.
MAMA, VESTITE
Suena el celular de Andrea. Mensaje de texto de su hijo adolescente: «Mamá, vestite que estoy llegando a casa». Desde que la encontró aquel día desnuda frente a la PC, el chico la pone sobre aviso para que no se repita. Pero Andrea, de 42 años, no está en casa sino a punto de sumergirse desnuda en la piscina de la quinta de EDEN. «Hice nudismo por primera vez en el ’97, en Buzios. Sentí una sensación increíble al meterme al mar y después no me quería poner la malla. Una vez que lo probás, no lo abandonás –dice–. El problema es que cuando uno dice que es nudista te toman como una zafada y nada que ver.»Antes de meterse al agua, Andrea se da una ducha para borrar el body painting que Héctor, el artista del grupo, selló en su espalda un rato antes. Mientras Andrea se relajaba con las cosquillas del pincel, le alcanzaban un vaso con cerveza. Pero sería sólo uno. Tercera regla nudista: no excederse en la ingesta de bebidas alcohólicas, algo que podría provocar a otros. El consumo de drogas tampoco está permitido. «Una vez, una señora no se animaba a desvestirse. Entonces le pinté una malla entera color azul y así comenzó a hacer nudismo», cuenta Héctor. Ellos dicen que quien se saca la ropa una vez no deja nunca más el mundo nudista: «Es un viaje de ida». Por lo menos, nadie en el grupo recuerda que haya habido algún nudista arrepentido. Fin de la sesión de body painting. Hora del deporte. ¿Quién seprende en un partidito de vóley?
EN ARMONIA CON LA NATURALEZA
La Federación Naturista Internacional, institución con sede en Bélgica, define al naturismo como una «forma de vida en armonía con la naturaleza, caracterizada por la práctica del desnudo en común, con la finalidad de favorecer el respetoa uno mismo, a los demás y al medio ambiente». Entonces, ¿nudismo y naturismo son sinónimos? «Los términos son confusos y hay mucha discusión: algunos se dicen nudistas porque sólo les importa desnudarse y otros naturistas porque además les importa su filosofía de vida», explica Florencia Brenner, de la Asociación Para el Nudismo Naturista Argentino (APANNA), institución que se dedica a promover la cultura nudista. Nudismo. Naturismo. Qué másda. La cuestión es que los primeros que se animaron a desnudarse en la Argentina fueron los integrantes de Panda, un grupo de deportistasalemanes que ya en 1930 se reunía en una isla del Tigre y a la cual sólo se podía acceder por estricta invitación. Se estima que en el país alrededor de tres mil personas practican el nudismo. Todos los demás son «nudistas potenciales», piensan,optimistas, sus promotores. Además de quintas en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, hay dos playas de nudismo opcional –en Mar del Plata y en Villa Gesell– y una reserva naturista de 1.200 hectáreas en las sierras cordobesas. En Buenos Aires también se puede pasear desnudo por el Delta en un velero naturista, tomar clases de yoga sin ropa o programar las próximasvacaciones en una agencia especializada en turismo nudista. Pero para evitar un mal trago, mejor saber que algunos sitios sepromocionan como nudistas y en realidad van más allá. Se los llama «vale todo» y son los lugares predilectosde los swingers. En www.apanna.org.ar se puede encontrar un listado de más de una docena de lugares nudistas avalados por la asociación. «No tenemos la facultad de realizar inspecciones, pero cuando detectamos que algún sitio se promociona como nudista sin cumplir con nuestros requisitos, lo dejamos de publicitar en nuestra página», agrega. Durante diez años, Moria Casán cortó corpiños en Playa Franka, un balneario de Santa Clara del Mar donde exuberantes vedettes y bailarinas se animaban a mostrar sus tetas siliconadas. Trasmisión en vivo de todos los canales, ese ritual frívolo se confundió con nudismo. Y fue como un puñal para sus defensores. Porque la cuarta regla nudista pregona: aceptación del propio cuerpo, ignorancia de los códigos de estética impuestos por la moda. «Esa nunca fue una playa nudista. Los cuerpos perfectos y producidos no tienen nada que ver con el naturismo», dicen en APANNA. Por eso, en los lugares nudistas los hombres muestran orgullosos sus barrigas y las mujeres se olvidan de los efectos de la gravedad. Nadie teme a las comparaciones.
COMO HUIR DE LOS MIRONES
«Yo ya me animé, me desnudé dos veces en estos días…», dice Claudio. «Mmmm, yo no creo que lo haga», dice Maxi. «Tenés miedo de que te pasen factura en Gesell», chicanea Claudio. «¡Si una chica me dice algo me muero!», admite Maxi. Claudio Ureta, de 38, y Maxi Rodríguez, de 32, son guardavidas de Querandí, la playa nudista ubicada a cuatro kilómetros de Mar Azul, en Villa Gesell. El 14 de diciembre, cuando se inauguró, les dijeron que este verano cuidarán a bañistas desnudos. Claro que a ellos les permiten el traje de baño. El nudismoes opcional. Pero eso no parecen entenderlo los textiles . Al menos los textiles «mirones», como les dicen los nudistasa los que se acercan por curiosidad. Quinta regla nudista: no mirar a la gente en forma molesta, provocativa o persistente. Curados de espanto, los nudistas saben que los mirones son un mal endémico allí donde ellos son minoría. «Seguro que en el centro de Gesell encuentro una excursión que dice: ‘Vamos a la playa nudista nudista’. ¡Cómo si fuéramos bichos raros!»,dice Graciela, una rubia de unos 50 que acaba de salir desnuda del mar. Desde hace tres años, ella y su marido, Eduardo, practican nudismo. Pero nunca se sintieron observados como en Querandí, a pesar del cerco de ramas que resguarda la intimidad nudista.
MITOS Y VERDADES
Una playa de 200 metros enmarcada por acantilados, dunas y vegetación agreste. Un silencio absoluto. Se oye el mar. La sexta regla nudista dice: no hacer ruido en los lugares de esparcimiento. Y esa normase cumple a rajatabla en La Escondida, la primera playa de nudismo opcional de la Argentina que funciona desde 2001 en Chapadmalal, Mar del Plata. Allí están Ricardo Marín y su esposa, Olga Lezcano. Tiene 54 y 56 años, son padres, abuelos y nudistas. Y eso no cae del todo bien en la familia. «Lo saben, pero no lo aceptan demasiado», dicen. «Hay un prejuicio muy grande acerca de una playa nudista. De hecho, cualquier situación de índole sexual es motivode expulsión. A la playa vienen familias con chicos y para nosotros es un tema central», precisa Juan José Escoriza, responsable de los servicios de La Escondida. «Los hombres creen que enseguida van a tener una erección, y no es así», dice Omar. Parece que ése es uno de los grandes mitos y que ha pasado en contadas ocasiones. Ellos aseguran que después de estar diez minutos en una playa nudista el cerebro se pone en modo «no sexo», que el desnudo no alcanza si hay ausencia de erotismo. Pero si pasa, se debe tener a mano la séptima regla nudista: si tiene una erección tápese con una toalla, zambúllase en el mar o póngase boca abajo para evitar el exhibicionismo. La tarde está llegando a su fin.Los cuerpos en La Escondida lucen un bronceado sin marcas. Al subir el barranco, por la escalera de madera, un cartel devuelve a los nudistas a la textil realidad: «En esta zona, sólo está permitido transitar vestido».