Nota diario Perfil Argentina — «Mis hijos son felices sin ropa», dicen los padres que van a las playas nudistas

Alejadas de los tabúes sociales, cada vez más familias practican nudismo. En Mar del Plata, en la playa La Escondida –ubicada sobre la ruta provincial 11, a 3 km de los hoteles de Chapadmalal hacia Miramar– se evidencia el aumento de parejas nudistas que llevan a sus hijos y comparten con otras familias esta práctica.

“Es una situación que se genera con el paso del tiempo, porque son personas nudistas que de solteras ya venían a la playa y ahora traen a sus niños. Aunque también hay adolescentes que eligen ser nudistas como sus padres”, cuenta Juan José, encargado de la playa naturista donde, sobre todo los fines de semana, se llena de niños inquietos que disfrutan del mar y la arena sin usar traje de baño.

Según explican los que eligen este estilo de vida, ser naturista o nudista se trata de la voluntad de vivir en ósmosis con la naturaleza en el respeto del entorno y de los otros. “Explorar el nudismo en familia es un sentimiento que sale desde lo profundo de uno, porque siempre fuimos naturistas y nos gusta estar sueltos, sin ropa”, cuenta Juan Pablo Ferri que junto a sus hijos de 5 y 8 años acude a playas nudistas y también a campos recreativos naturistas.

“Los chicos lo toman al principio como un juego, pero con el paso del tiempo entienden que es un estilo de vida. Y no los obligamos a que sigan nuestro estilo, pero les resulta cómodo”, explica Jimena de Ferri, su esposa.

También en Punta del Este la tendencia de familias nudistas se puede ver en la playa naturista Chihuahua, ubicada en la Bahía de Portezuelo, a un kilómetro de la autopista interbalnearia. Allí uno de sus encargados, Ricardo Rodal, habló con PERFIL y explica que siempre integró a su familia en su estilo de vida.
“Hoy mis hijos son grandes y hacen lo que quieren con su estilo de vida. De chicos venían sin ropa y eran felices. Los padres disfrutamos verlos felices y sin esconder nuestras ganas de estar desnudos y pudiendo ser auténticos”, afirma.

Cada una de las voces consultadas coincide en la importancia de la explicación, del momento del diálogo para que los chicos sepan que en la vida social la ropa debe usarse. “Nosotros no estamos todo el tiempo desnudos y no hay obligación de estarlo. Cada uno se desnuda si tiene ganas y nadie lo obligará a mostrar el cuerpo”, cuenta Carmen Viñas, una nudista que frecuenta La Escondida.

Otro lugar es la playa Querandí, que está en Mar Azul, donde también está permitido ingresar con menores. Como si fuera poco, se pueden encontrar campings y quintas para pasar el día en familia desnudos en el oeste del conurbano bonaerense. “Es saludable que los niños crezcan cómodos con sus cuerpos, y más si su familia está junto a ellos”, explica Marcelo, encargado de El Edén, quinta nudista de Moreno.

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