Entre los avisos más comunes, los guardias invitan a los hombres que eviten miradas fijas a las mujeres o que entren de inmediato en el agua, si «la animación» es extrema. Si las recomendaciones no surten efecto, el siguiente paso es la orden de retirada al nudista inoportuno.
Policías y pescadores son los únicos que pueden entrar vestidos en Abricó, pero para unos y otros valen también las mismas normas dictadas por los vigilantes de la playa.
El presidente de la Asociación Naturista de Abricó, Pedro Ricardo de Assis Ribeiro, explicó que la falta de vigilancia policial y de avisos llevaron a los socios a contratar guardias para garantizar la tranquilidad de quienes gustan de disfrutar de la naturaleza sin ropa.
Por tratarse de un área de protección ambiental, la señalización que delimita la playa de Abricó, hecha por los mismos nudistas, desaparece con frecuencia por las olas del mar. La Secretaría del Medio Ambiente del municipio de Río de Janeiro anunció que unas nuevas señales serán instaladas en febrero para delimitar la playa y evitar confusiones.