Es curioso que en este estado famoso mundialmente por sus playas y por los cuerpos esculturales que las habitan sea tan restrictivo en este terreno. Ni siquiera el top less es una práctica habitual. Tampoco en Miami Beach, icono de la modernidad y el culto al cuerpo. Los biquinis, aunque en ocasiones pertenecen a tallas imposibles, son la regla.
Haulover Beach es una de las tres privilegiadas zonas donde se puede practicar el nudismo. Shirle Mason, su fundadora, recuerda con emoción la primera vez que sintió los rayos del sol acariciar todo su cuerpo. «Fue en Minessota cuando era girl scout. No pensé que estuviera haciendo nada sucio o inapropiado». Separar el concepto naturista de la sexualidad es una obsesión de estos grupos que han pedido al gobierno municipal de Cayo Hueso que levante la prohibición decretada en 1983 bajo pena de multa de 350 euros, y 60 días de prisión.
La idea ha sido bien acogida por la comisionada del Condado de Mumroe, Sylvia Murphy. «Ninguno de los turistas que llegan aquí procedentes de otros países comprenden por qué somos tan puritanos», se ha lamentado. Pero el argumento que están utilizando astutamente los nudistas es el económico.
Tracy Leigh, fundadora de la organización Florida Keys Free Beaches, está convencida de que una playa nudista podría ayudar a los empresarios de Cayo Hueso a salir de la crisis. «Una playa en la que la ropa fuera opcional atraería a los naturistas de aquí y del extranjero que frecuentan otras playas de este tipo».
La mayoría de los empresarios turísticos de la zona -agobiados por la baja ocupación- apoyan la propuesta. Estamos entonces ante un asunto de moral enfrentado al desarrollo económico. ¿Apretarse el cinturón o quitarse los pantalones? En cualquier caso los nudistas aseguran que sus playas son tranquilas y seguras. Un lugar ideal para toda la familia. Incluidos los niños.