Chihuahua. Un lugar que dejó de ser mala palabra y atrae un nuevo turismo

Chihuahua estalló. En efecto, la playa nudista existe desde los años 80 como tal, pero sólo se podía llegar con precisas indicaciones. No había señalización y el único dato era doblar en el cartel de una empresa arenera, "Volco y Valín".

Ahora no sólo hay un cartel indicador a la entrada sino que la Asociación Uruguaya de Nudistas y Naturistas puso enormes carteles que sugieren estar desnudo en la playa y prohíben miradas indiscretas y fotografías.

El kiosco se convirtió en un parador con terrazas y reposeras con modernas colchonetas a rayas, y al lado procreó con un chiringuito para masajes.

Además, este verano abrieron dos hoteles. Uno de ellos, Resort Chihuahua Nude Beach Hotel es, como dice la promoción, heterosexual, de "ropa opcional", o sea que se puede estar vestido o desnudo, como mejor le plazca al visitante, y quien se aloje allí sabe a qué atenerse cuando se cruce con los otros huéspedes en el hall o el desayuno. Pero, además, las fiestas que organizan cada sábado son swingers, a las que uno sabe con quién entra pero no con quién sale, o con cuántos sale.

El otro hotel es gay sin miramientos. También es vanguardia en Uruguay y, sin duda, de la misma empresa, porque tiene el mismo diseño de folletería y los mismos teléfonos, aunque hacen promociones diferenciadas.

Los motivos de las fiesta son también elocuentes por sí mismos: Toga party, La noche de la lencería, Pijama party y Fiesta del Antifaz son algunos que recordamos.

Los swingers constituyen un movimiento heterosexual en auge en las grandes ciudades. Consiste en hacer intercambios de parejas, compartir todos juntos o incorporar a terceros. Las variables son tantas como da la imaginación.

Se consolidó cuando los jóvenes setentistas, los "baby boom", defensores del amor libre, llegaron a los 50 y, con sus parejas constituidas y los hijos encauzados, buscaron nuevas maneras de disfrutar los últimos tiros de la sexualidad.

Pero en la playa nada de esto existe. Al menos explícitamente. La gente se pasea desnuda con mucha tranquilidad, los hombres hablan de negocios y se presentan entre sí: "Ingeniero Fulano, te presento al escribano Daniel". En fin, como si esto estuviera ocurriendo en 18.

¿Hermosos y jóvenes?

Hay quienes imaginan que los nudistas serán esbeltos jovencitos y jovencitas. Nada de eso. Al menos no tuvimos esa suerte. Justo enfrente estaba una señora con una notoria operación de vesícula, a la antigua, que le dividía la panza en cuatro, y más allá una mujer gorda se parecía a la maja desnuda de Goya, pero con el doble de dimensiones.

La celulitis es protagonista, porque, como señalamos antes, esta playa está poblada por mayores de 50.

También hay jóvenes bellos, de pieles rozagantes, pero no son la mayoría porque el objetivo, según nos explicaron, no es el lucimiento, ni la seducción, sino "disfrutar más la playa y el sol: nada como un buen baño sin vestimenta",

De alguna manera se puede pensar que en los años 20 se ponían casi pijamas para meterse al agua, en los 50 el bikini fue un escándalo y hoy nos rasgamos las vestiduras por la desnudez, pero no parece ilógico pensar que esta vaya a ser la moda del futuro.

Finalmente, pasando los médanos, sobre los bordes del arroyo La Pedrera, encontramos a la comunidad gay en pleno. Cerca de la orilla hay familias con chicos, abuelos con bastón, gente grande haciendo sociales y, del otro lado del médano, el ambiente cambia y los gay tienen su lugar de encuentro. Dos grupos, una filosofía.

Deja una respuesta